Brendan Byrne, científico de NASA y principal investigador de estudio sobre medición de carbono, desmintió publicaciones que usaron su trabajo para decir que la ganadería es un sumidero de emisiones.
POR MAXIMILIANO MANZONI / El Surti
Si tenés un minuto, esto es lo que tenés que saber:
- Diferentes publicaciones afirmaron que un estudio de la NASA demostraba que la ganadería tanto argentina como paraguaya no contamina el ambiente ni contribuye al cambio climático.
- Una publicación del diario La Nación de Argentina, con más de 1,4 millones de reproducciones en Twitter, sostenía que el estudio “derrumba un mito sobre las vacas argentinas”. Instituciones del gobierno de ese país también compartieron la misma desinformación.
- Publicaciones similares sobre la ganadería paraguaya se replicaron en ABC Color y en perfiles de Héctor Cristaldo, de la Unión de Gremios de la Producción, y Norman Breuer, consultor cercano al agronegocio, quien usó esta conclusión para cuestionar datos oficiales del Ministerio del Ambiente sobre el impacto de la ganadería en Paraguay.
- Pero estas afirmaciones sobre el mencionado estudio y sus hallazgos son falsas. La propia NASA confirmó a El Surtidor, a través del científico Brendan Byrne en un correo electrónico, que “no es posible concluir a partir del estudio si la industria ganadera de un país concreto es una fuente o sumidero de gases” que contribuyen al cambio climático.
- Además, el estudio analiza emisiones de dióxido de carbono y no de otros gases como el metano, que es el principal relacionado a la ganadería y responsable del 35% de las emisiones de Paraguay.
Si tenés más tiempo, te invitamos a leer todo el chequeo:
Según Brendan Byrne, autor principal del estudio y científico en el Grupo de Ecosistemas y Carbono de NASA, no es posible afirmar lo divulgado por medios como La Nación en Argentina o ABC Color en Paraguay. Explica que en su investigación solo estimaron las emisiones y captura de dióxido de carbono (CO2) en todos los ecosistemas de un país.
“En otras palabras, nuestro estudio no incluye otros gases de efecto invernadero como el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), que constituyen una fracción significativa de las emisiones totales de gases de efecto invernadero del ganado y otros rumiantes. Estos otros gases deben tenerse en cuenta al determinar si la industria ganadera es una fuente neta de gases de efecto invernadero”, afirmó.
El científico prosigue explicando que:
“Aunque encontramos un aumento de las existencias de carbono terrestre para algunos países de América del Sur, no es posible atribuirlo específicamente a los pastos que se utilizan para alimentar al ganado. Estamos afirmando en el documento que hay una absorción neta en algunos países al sumar todos los ecosistemas, pero no estamos estimando las contribuciones de diferentes ecosistemas dentro del mismo país ni atribuyendo la absorción en un ecosistema particular a impulsores específicos.”
La idea de que la ganadería de países como Paraguay y Argentina no sólo no contribuyen al cambio climático sino que serían “parte de la solución” a través de la captura de carbono con sus pasturas es una idea impulsada con fuerza por gremios ganaderos. También fue impulsada por los ministerios de Agricultura de Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil durante la presentación que hicieron en la pasada COP27,y fue parte de la posición oficial del país ante la COP26 debido al lobby de la Unión de Gremios de la Producción (de la cual Héctor Cristaldo es presidente) y otros gremios con voto en la Comisión Nacional de Cambio Climático.
Pero la ciencia detrás de esos argumentos ha sido cuestionada. A través de un pedido de información pública, el propio Ministerio de Agricultura admitió a El Surtidor que no ha realizado estudios sobre captura de carbono en pasturas, sistemas mixtos agrícolas, ganaderos y silvicultura en el territorio nacional. En Argentina, un estudio a través de 12 años no encontró evidencias al respecto. Dos investigaciones de Unearthed y The New York Times demostraron que el principal think tank que propicia usar una nueva métrica para considerar el impacto del metano proveniente de la ganadería había ocultado que era financiado por parte de la industria de la carne norteamericana.
Este tipo de estrategias se enmarcan dentro de lo que el estudio Deny, Deceive, Delay describe como “discursos dilatorios”. No niegan el cambio climático, sino que redirigen la responsabilidad de la crisis climática a otros, tergiversan la información y buscan frenar toda acción para mitigar los efectos. La Nación de Argentina modificó el titular de su artículo luego de que el medio Chequeado publicó la misma respuesta del investigador de NASA.
Investigación: Maximiliano Manzoni
Edición: Jazmín Acuña
Diseño & Ilustración: Jazmín Troche y Naoko Okamoto