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Como el gas y el petróleo no convencional están atrapados en la llamada “roca madre”, es necesario realizar potentes explosiones subterráneas (denominadas “punzados”) e inyectar a gran presión agua, arena y una sopa de químicos para abrir pequeñas perforaciones que permitan la migración del combustible. Esto es lo que hace el fracking o fractura hidráulica, la técnica que se usa en Vaca Muerta y que conlleva importantes impactos negativos tanto para la salud de las personas como para el ambiente.

Primero, se hace una perforación vertical que llega hasta donde está la formación, a unos 3000 metros de profundidad. Luego, se hacen ramas horizontales que son tan largas como la avenida 9 de Julio en la Ciudad de Buenos Aires.

Entonces, se introduce a presión el cóctel de arena, agua y químicos. Con ello, se abren y conectan fisuras milimétricas en la roca, para que los hidrocarburos allí atrapados puedan escapar hacia el pozo y ser extraídos.

Flowback

Ahora bien, todo lo que entra debe salir. Y lo hace de la peor manera. Esta “agua de retorno” o “flowback” es contaminante y radioactiva, por la gran cantidad de metales pesados que contiene. Estamos hablando de un volumen anual que sería equivalente a 500 piletas olímpicas de 50 metros de largo. Y descartarla es un problema que la industria aún no sabe bien cómo resolver. 

En teoría, esta debería ser tratada como residuo industrial y, de ser posible, reutilizada en nuevas fracturas. No está claro qué proporción del recurso hídrico utilizado en Vaca Muerta tiene este destino.

Sí se sabe que parte de ella termina en lo que se denominan “pozos sumideros”, esto es, antiguos pozos de hidrocarburos ya agotados o perforados para tal fin. Al no estar sellados, estos aportan líquido de forma permanente al subsuelo, lo que puede contaminar el agua.

Temblores

Y no solo eso: esto, al igual que el proceso de fracturamiento hidráulico en sí, genera reactivaciones tectónicas o lubrica fallas subterráneas y provoca temblores que los vecinos sienten y sufren. 

“Los sumideros y la fractura misma implican una modificación enorme del subsuelo”, explica Martín Álvarez Mullally, investigador del Observatorio Petrolero Sur (OpSur). “Creemos que hay una combinación de factores y que los movimientos surgen por la actividad no convencional en sí misma, su concreción sobre una falla, y la proliferación de sumideros con su efecto subterráneo.” 

En Sauzal Bonito y Añelo, dos localidades neuquinas ubicadas en el corazón de Vaca Muerta, se vienen registrando temblores de hasta 5° en la escala de Richter desde que el fracking llegó a la zona.

Fuente: Javier Grosso, Universidad Nacional del Comahue – Economía Sustentable

Incluso, es por esta razón que, en junio de este año, Shell frenó temporalmente sus perforaciones en Bajada de Añelo. Sucedió que, con el reinicio de las fracturas —tras el cese de un mes y medio por la caída del precio del crudo y la cuarentena impuesta por el Covid-19—, comenzaron a registrarse movimientos sísmicos en la zona. ¿Casualidad? Poco probable.

Entre el 1° y el 6 de junio, hubo 15 temblores de hasta 3,8° en la escala de Richter, todos a menos de 7 kilómetros de profundidad (que coincide con el promedio de perforación del fracking), según datos del Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres), que solo registra sismos mayores a 2,5°.

“Mientras que hasta el 20 de marzo hubieron 340 etapas de perforación en Vaca Muerta, en abril fueron cero y en mayo, solo 28. Paralelamente, en los alrededores de Sauzal Bonito y Añelo, las localidades neuquinas que más sufrieron de sismos en los últimos años, no se registraron movimiento mayores a los 2,5° en la escala de Richter entre el 5 de abril y el 12 de mayo, lo que coincide con el cese de actividad”, subrayan desde la organización 350.org.

Antes y después

El geógrafo, docente e investigador de la Universidad del Comahue, Javier Grosso lo confirma: “Hasta 2015, el Inpres no había registrado en el área de Sauzal Bonito-Añelo movimientos sísmicos. Y, en noviembre de 2015, sucedió el primero. A partir de ahí, aproximadamente, desde 2015 a la fecha, hubieron más de 200 sismos, 130 de ellos ocurrieron en 2019”.

Fuente: Javier Grosso, Universidad Nacional del Comahue – Economía Sustentable.

Es justamente por este motivo, por el hecho de que la hidrofractura causa movimientos tectónicos, que fue prohibida en diversos lugares del mundo, entre ellos, Gran Bretaña, Francia, Bulgaria y el estado de Nueva York en los Estados Unidos. No todos quieren fracking en su jardín trasero.

Cutting

Qué hacer con el cutting —el recorte de la perforación, compuesto de lodos y aceite— es otra de las grandes disyuntivas controversiales de la industria del fracking.

Se trata de toneladas de residuos peligrosos (109.350 metros cúbicos en 2017, según la información presentada por las petroleras en sus declaraciones juradas) que son trasladadas desde los yacimientos a través de ciudades, áreas productivas y cursos hídricos hasta las plantas tratadoras.

Y allí se acumulan, junto al flowback y a los denominados “tanques”. Todo al aire libre, todo expuesto a los fuertes vientos patagónicos, que los acercan más y más a las poblaciones.

Es a partir de la introducción de estas plantas a la zona que los vecinos denuncian la aparición de enfermedades fulminantes que no se habían visto nunca antes, incluso en personas muy jóvenes. ¿Coincidencia? De nuevo, parece poco probable.

Residuos peligrosos

Para dimensionar la magnitud de peligrosidad de los residuos del fracking: estos no solo contienen los químicos utilizados en el proceso de perforación y fractura, sino que también suelen traer consigo sustancias alojadas en el subsuelo, como materiales radioactivos de origen natural (uranio, torio, radio y radón) o metales pesados (mercurio, cromo, plomo, cadmio y arsénico, entre otros).

Crédito: Eduardo Carrera para PxP.

Por otra parte, repasar la historia de las empresas encargadas de tratar estos residuos despierta aún más dudas. Veamos tres casos: Industria Argentina de Reciclado S.A. (Indarsa), Compañía de Saneamiento y Recuperación de Materiales S.A. (Comarsa), y Treater Neuquén S.A.

Indarsa

En octubre de 2014, Indarsa estuvo en el centro de la polémica por un derrame de residuos líquidos provenientes de una pileta clandestina: más de 100 metros cúbicos de crudo mezclado con químicos, combustible y agua recorrieron las calles del Parque Industrial Neuquén (PIN). El gobierno provincial le impuso una multa de $2,1 millones que nunca habría sido pagada, según información de OpSur.

A finales de 2019, 80 trabajadores debieron ser evacuados del PIN por el mal manejo de las sustancias químicas que se utilizan para el tratamiento de residuos petroleros, lo que provocó la emanación de gases tóxicos. Francisco Baggio, subsecretario municipal de Medio Ambiente, identificó a Indarsa como la responsable. 

Comarsa

Nacida en 2008, Comarsa es una de las pocas empresas de remediación que puede abarcar todos los residuos generados por la industria petrolera. Con la llegada del fracking, el predio donde funcionaba creció un 465% en medio de los barrios populares de la ciudad de Neuquén. Un decreto de 2015 la conminó, junto con Indarsa, a trasladar sus operaciones a un “ecoparque” ubicado a 8 kilómetros de Añelo. En medio de polémicas, presentó su plan en septiembre de 2016 (según el cual seguiría quemando residuos en el PIN hasta fines de 2019) y ya tenía demoras antes de empezar su implementación. 

Asimismo, en 2019, fue intimada y sancionada por no cumplir el cierre pactado para remediar 300.000 metros cúbicos de recortes. Ya había sido intimada en 2018 a cesar con la quema de recortes en los hornos pirolíticos, debido a las quejas sociales.

“Según los registros de la compañía, en cinco años, la empresa trató unos 30.000 metros cúbicos de residuos, por lo que técnicamente se necesitaría un plazo de décadas para eliminar el pasivo. Es por eso que se analizan otras alternativas para retirar esos volúmenes del PIN”, señalaba LM Neuquén a comienzos de 2019.

Y dinero no le falta: según consta en los registros del contrato entre YPF y Chevron entregados a la Justicia, Comarsa recibió un total de $70.682.599 desde octubre de 2011 y mismo mes de 2013. Considerando que, a partir de entonces, la actividad en Vaca Muerta creció exponencialmente, se puede deducir que los ingresos de la empresa también lo hicieron.

Treater

Por último, Treater, que fue denunciada penalmente en octubre de 2018 por la Confederación Mapuche de Neuquén, con apoyo de Greenpeace Argentina, debido a la situación de sus piletas de tratamiento, las cuales se ubican a unos 3 kilómetros de la zona de la meseta de Añelo. 

Crédito: Eduardo Carrera para PxP.

Según el informe de la organización ambientalista, existen “ilegalidades en un vertedero tóxico de 13,6 hectáreas, equivalente a 15 canchas de fútbol, con residuos peligrosos que no están siendo tratados con las regulaciones correspondientes ante la Ley Provincial de Neuquén n° 1875”.

Dice su reporte científico: “La descarga tóxica no solo se está depositando directamente en el suelo sin una zanja de drenaje adecuada y sin revestimiento de impermeabilización, sino que no tiene en cuenta la seguridad de los trabajadores.

Además, este vertedero se encuentra a apenas 5 kilómetros de la ciudad de Añelo, a 4,9 kilómetros de campos agrícolas y a 3,7 kilómetros del Río Neuquén, violando el Decreto 2263 de la Ley Provincial de Neuquén, así como la Ley General de Medioambiente n° 24.051”.

De acuerdo al decreto en cuestión, las plantas de tratamiento de residuos especiales (como los derivados del fracking) deben instalarse a unos 8 kilómetros del tejido urbano y a 5 de cualquier centro poblacional, con una proyección de población a unos 20 años.