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El sector agrícola busca ser beneficiado con créditos de carbono, pero choca con las disputas dentro de las negociaciones del Artículo 6 en Dubái.

POR MAXIMILIANO MANZONI

Con iniciativas de “agricultura regenerativa” el sector del agronegocio internacional busca vender créditos de carbono que —en teoría— capturan ciertas prácticas agrícolas en el suelo.

Sin embargo, la propuesta choca con el estado de las negociaciones sobre los mercados de carbono bajo el Artículo 6.4 del Acuerdo de París, en la COP28 que se celebra en Dubái. Las discusiones están trabadas en el disenso sobre si considerar o no proyectos de “captura temporal de carbono” como los de la agricultura regenerativa, además de los de deforestación evitada y reforestación, que incluyen plantaciones de eucaliptos.

La principal iniciativa lleva de nombre de “Renegative Landscapes”, y la impulsa el país anfitrión, los Emiratos Árabes Unidos (UAE), en conjunto con las grandes multinacionales del agronegocio y Estados Unidos. “El comité de la iniciativa está compuesto en su mayoría por ejecutivos del agronegocio internacional”, explica Kirta Chandrasekaran, coordinadora del programa internacional sobre soberanía alimentaria de Friends of the Earth. 

En una entrevista con Comunidad Planeta en Dubái, Chandrasekaran dice que “con la idea de la agricultura regenerativa, multinacionales como Nestlé o empresas de fertilizantes buscan compensar sus propias emisiones a través de créditos sobre el carbono en el suelo que en teoría sus productos permiten conservar”.

“Existen grandes cuestionamientos sobre la permanencia del carbono en el suelo. Para compensar las emisiones de los combustibles fósiles se necesita que se queden ahí mucho tiempo. Pero incluso con las prácticas más sustentables, solo basta un incendio o una mala cosecha para que ese carbono se libere“.

Kirta Chandrasekaran, coordinadora del programa internacional sobre soberanía alimentaria de Friends of the Earth. 

Proyectos de reforestación, en el ojo de la tormenta

La disputa sobre cómo medir la permanencia y la integridad de ese tipo de proyectos ata las discusiones de agricultura con las de los mercados de carbono que están sucediendo en Dubái. La iniciativa de “Regenerative Landscapes” está por fuera de los compromisos del Acuerdo de París. El grupo oficial de Agricultura en la cumbre terminó sus deliberaciones sin poder llegar a ningún consenso, por lo que decidió volver a intentarlo en 2024. 

agricultura regenerativa en la COP
Créditos: Kiara Worth

De acuerdo a fuentes cercanas a la negociación, el grupo no pudo ponerse de acuerdo ni siquiera en cómo se organizaría. Mientras que algunos países como Paraguay esperan que sea un espacio más “informal”, otros impulsan la creación de un comité que estructure el trabajo. El secretario de Agricultura de Estados Unidos, Tim Villsack, respondió a Comunidad Planeta que “circunstancias especiales hicieron que no se pudiese llegar a un acuerdo”, sin más precisiones.

La idea detrás de las iniciativas de agricultura regenerativa también colisionan con las negociaciones sobre los mercados bilaterales de carbono (Artículo 6.2 del Acuerdo de París) y el mercado regulado global (Artículo 6.4 del Acuerdo). Las fuentes también indican que existe preocupación de que en el mercado bilateral —como el que Paraguay tendría con Singapurno existan medidas que garanticen integridad y transparencia de las metodologías. 

Bolivia, por ejemplo, pidió una moratoria a todos los mercados de carbono bajo ese argumento. “Existe la preocupación de que nadie quiera usar el mercado global si es que no existe un estándar mínimo en los acuerdos bilaterales”, dice Alexandre Prado, especialista de WWF Brasil y observador de las negociaciones. Argentina, Brasil y Uruguay impulsan mayores requerimientos y contraloría sobre qué proyectos ingresan en los acuerdos bilaterales, mientras que Estados Unidos busca “máxima flexibilidad”.

En el caso del mercado regulado global, fuentes cercanas a la negociación dijeron que es probable que se aprueben las recomendaciones de metodología sobre cómo funcionaría el mercado, de que manera se registrarían las transacciones y cómo se calcularían los créditos. El punto contencioso es, como en la COP27, lo que se conoce como “remociones de carbono” y las “emisiones evitadas”.

Esto incluiría a los proyectos de aforestación —plantar árboles donde antes no había— con cultivos como eucaliptos. También son punto de discusión los llamados proyectos de deforestación evitada (REDD+), dos categorías donde entran gran parte de los proyectos del Chaco y la Amazonía.

En el caso de las remociones de carbono, el problema es “garantizar cuentas claras para garantizar que sean permanentes” dice Barbara Bomfin, especialista en conservación de WWF Brasil y cercana a las negociaciones. En el caso de los proyectos de “deforestación evitada”, tanto Bomfin como Prato coincidieron que muchas veces “es absolutamente imposible de probar que un proyecto evitó la deforestación que dice haber evitado”.

Prejuicios hacia la agricultura regenerativa

Consultada sobre los proyectos de agricultura regenerativa, Bomfin dijo: “Como alguien con experiencia en ciencia del suelo, esto es algo que todavía estamos resolviendo. No quiero que la discusión se cierre por prejuicios, prefiero que sea aquí en las negociaciones donde tomemos el desafío de garantizar que las metodologías tengan la mayor integridad posible”.

La discusión sobre los proyectos de aforestación y reforestación llegaron al Balance Global, esta especie de examen sobre cómo vamos en el cumplimiento del Acuerdo de París. Brasil está impulsando que la “comunidad internacional apoye restaurar bosques como modo de remover emisiones”.

Sobre este punto, Bomfim dice: “Se encuentra conectado al concepto de la remoción de carbono por medio de la naturaleza, donde necesitamos mayor contribución científica”. Para la especialista “las remociones de carbono basadas en la naturaleza tienen un rol que jugar, pero “no son equiparables 1 a 1 con las emisiones producidas por los combustibles fósiles”.

Para Kirta Chandrasekaran de Friends of the Earth, “es entendible que haya países en vías de desarrollo que apuesten a los mercados de carbono porque lo ven como la única manera de recibir financiamiento para el clima. Eso es porque los fondos no están funcionando”. 

La cuestión es que también es aprovechado por “el agronegocio, en especial en Sudamérica, que no tiene intención de cambiar su modelo de producción, y ahora ve una oportunidad de seguir con ese modelo al mismo tiempo que dicen que remueven carbono de la atmósfera”, agregó. Esto último empeora con la reaparición en la discusión del Artículo 6 de cálculos para considerar la captura temporal de carbono (como la de los suelos o la soja)  para compensar emisiones permanentes de combustibles fósiles.

Este artículo es parte de COMUNIDAD PLANETA, un proyecto periodístico liderado por Periodistas por el Planeta (PxP) en América Latina. Fue producido en el marco de la iniciativa “Comunidad Planeta en la COP28”.

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