El Fondo Monetario Internacional (FMI) es uno de los grandes protagonistas de la arquitectura financiera global. Creado con el acuerdo de Bretton Woods de 1944, su foco está en la estabilidad macroeconómica y financiera de los países. Pero, en la consecución de ello, no integra los efectos sociales y ambientales de las políticas que recomienda, así como tampoco los riesgos y oportunidades que presenta el cambio climático, cuyos impactos muchas veces agudizan las crisis de deuda de los países del Sur Global.
Así, y pese a declamar públicamente que ha incorporado la perspectiva climática en el diseño de sus programas, el FMI empuja a los países a profundizar su dependencia de la explotación de combustibles fósiles, cuando su quema es el principal responsable (histórico y presente) del calentamiento del planeta.
Argentina es un ejemplo emblemático de esta contradicción, tal como expone el informe El FMI, su política climática y las condicionalidades para Argentina, que Recourse y Periodistas por el Planeta (PxP) elaboraron en base a la información contenida en documentos públicos del FMI.
EL PESO DE LA DEUDA
En la actualidad, Argentina es el mayor deudor del FMI, con el 28,8% del total de las deudas globales del organismo. Dicho de otro modo, a razón de 1 cada 4 dólares que el FMI tiene alocados en préstamos por el mundo están en el país. En 2023, el repago y los intereses de la deuda se llevaron USD 2618 millones de las arcas nacionales. Para 2024, se calcula en USD 2883 millones. La deuda total se cancelaría recién en 2042.
Ahora bien, es importante reparar en que Argentina contrajo esta deuda en 2018, año en que una sequía histórica deprimió su PBI. A pesar de ello, lo que plantea el FMI para Argentina, así como lo que el país plantea para sí mismo, está lejos de tener esto en cuenta.
PRIORIDADES DEL FMI
El FMI, su política climática y las condicionalidades para Argentina analiza los documentos país publicados por el FMI desde 2016 hasta principios de 2024. En ellos, queda en evidencia que, si bien el FMI reconoce que Argentina está dentro de los 25 principales contribuyentes al cambio climâtico, propone la profundización de un modelo anclado y con fuertes incentivos para algunos de los sectores que más aportan en emisiones, como el agronegocio y los hidrocarburos.
La formación Vaca Muerta —segunda reserva mundial de gas no convencional y cuarta de petróleo no convencional— tiene un rol destacado en los documentos del FMI, que la posicionan como clave en la solución económica de Argentina, no sólo porque habilitaría la reducción de las importaciones de energía, sino también porque abriría el horizonte exportador en el corto plazo. Tanto es así que incluso la propone como solución frente a la crisis que generó la sequía de 2018, y luego también en 2020 y 2023.
Es decir, se propone como solución a los efectos de un impacto climático a una actividad que genera más cambio climático.
“El foco del trabajo del FMI está en la estabilidad macroeconómica y financiera. Es a partir de este punto que la institución se focaliza para trabajar en los desafíos del cambio climático. Este abordaje presenta grandes limitaciones, porque no plantea un concepto de ‘estabilidad macroeconómica’ que incluya los impactos climáticos, alejándose de un business as usual”, explica Federico Sibaja, quien lidera la campaña sobre el FMI en Recourse y es uno de los autores de este informe.
“De hecho, la actual estrategia climática prioriza la estabilidad macroeconómica por sobre otros objetivos, abre la puerta a la expansión de los combustibles fósiles en países del Sur Global con reservas de hidrocarburos para asegurar el repago de servicios de deuda y estabilidad de balanza de pagos”, apunta María Marta Di Paola, también autora del informe e investigadora Senior de PxP. Y agrega:
“Por tanto, la ‘preocupación climática’ del organismo muestra una clara contradicción con su modus operandi habitual. Esto incentiva a los países a reducir su gasto fiscal y aumentar las exportaciones sin analizar los impactos sociales y ambientales, como es el caso de Argentina, lo que requiere de un llamado de atención”.
Esta preocupación no se limita al país sudamericano, sino que se extiende a Uganda, Senegal, Surinam, Colombia e Indonesia, entre otros países en donde opera el FMI.
ALGUNOS NÚMEROS
- 3,3% aumentaron las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI, causantes del cambio climático) en Argentina desde la entrada en vigor del Acuerdo climático de París.
- 7% en términos absolutos a 2030 deben reducirse las emisiones de GEI en el país para que Argentina cumpla con las metas a las que se comprometió internacionalmente.
- 40% cayó la producción agrícola durante la campaña 2022/2023 en Argentina por la sequía, impactando en igual medida a las exportaciones. Esto llevó a una reducción del 65% de la recaudación de los derechos de exportación en 2023 respecto del año anterior.
- 1,5% del PBI es en lo que se estiman las pérdidas económicas que sufrió Argentina por la sequía de 2023.
- USD 403.836 millones es el stock de deuda estimada de Argentina en 2023. Esto equivale al 88,4% de su PBI.
- 28,8% es el ratio entre servicio de la deuda y los ingresos anuales de exportación en Argentina para 2023. Esto indica que el servicio de la deuda externa es tan elevado que las exportaciones no pueden, en la actualidad, generar divisas suficientes para reembolsar los intereses y el capital adeudado.
- 70% superiores fueron los subsidios a la oferta de combustibles fósiles que los destinados a la demanda en el Presupuesto 2023 de Argentina.
- Más de USD 4000 millones gastó el gobierno argentino en subsidios fósiles a la oferta entre 2016 y 2023. Estos fueron a empresas privadas para la extracción de gas en Vaca Muerta. El monto es 9% del Acuerdo Stand-By con el FMI.
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